El origen
El Huerto del Origen
Hace diez mil años, las primeras manos tocaron la tierra, no para tomarla, sino para cuidarla.
Los pueblos amerindios pescaban, cultivaban y se desplazaban por la tierra.
El ritmo no ha cambiado, y el sabor tampoco.
Esta tierra es un secreto que el mundo olvidó.
Limitado por el desierto, el océano, la montaña y el hielo, Chile conservó su alma intacta.
Aquí, las antiguas costumbres perduran. Los ancianos mapuche aún encienden fogatas de pino. Asan papas espolvoreadas con merkén. Rompen nueces silvestres con piedras. Asan truchas de ríos glaciares. Preparan salchichas. Curan pescado. Queman maíz sobre brasas.
Cada bocado habla de tiempo, no de tendencia.
De memoria, no de marketing.
En 1646, Alonso de Ovalle escribió sobre huertos repletos de higos, bayas y cereales silvestres.
Ya entonces lo sabía: este lugar era diferente.
Hoy en día, la cosecha todavía rebosa de maravillas.
Chile te alimenta con sus manos, no con sus fábricas.
La salmuera en el aire, el picante de los chiles, la dulzura de la miel cruda...
Esto no es cocina. Es una conversación con el pasado.
No encontrarás estos sabores en un mapa.
Sólo en valles protegidos por el silencio.
Sólo en cocinas que cocinan con fuego, sal y alma.
Bienvenido al Huerto del Origen.
Donde la naturaleza recuerda.
Y la comida dice la verdad.

Isla Fitosanitaria
La geografía única de Chile, con barreras naturales por todos lados, lo convierte en una isla fitosanitaria, minimizando plagas y enfermedades. Sus cielos transparentes y vastas reservas de agua dulce, junto con un clima diverso, especialmente en la zona mediterránea, sustentan materias primas de alta calidad y la producción de alimentos fuera de temporada para los mercados globales.

Productos del mar
Chile destaca por su extensa costa, aguas cristalinas y rica biodiversidad marina. El frío océano Pacífico sustenta la pesca industrial y artesanal, produciendo especies como el jurel, la merluza austral, los erizos de mar, la centolla y el camarón. Los productos del mar chilenos gozan de reconocimiento y se exportan a nivel mundial.
En los últimos 30 años, la acuicultura —en particular la de mejillones, vieiras, algas y abulón— ha experimentado un crecimiento significativo, posicionando a Chile entre los líderes mundiales. Este éxito se debe a estrictas regulaciones, prácticas sostenibles y avanzados sistemas de trazabilidad que garantizan altos estándares sanitarios y una gestión responsable de los recursos.